jueves, 16 de enero de 2014

"Die Glocke" ( La Campana Nazi)




Allá por el año 1944, en una región montañosa de la frontera checa, cerca de la Baja Silesia y junto a la aldea de Ludwigsdorf, se encontraba un complejo subterráneo llamado " Der Riese “, en el que los nazis desarrollaban en secreto un revolucionario motor con propiedades anti-gravitacionales, llamado “Die Glocke” (La Campana).

Coño! Mi vecina en bolas!

Éste sería el desarrollo del nuevo motor para las futuras naves nazis (a las que actualmente llamamos OVNIS, pero que a mi parecer tienen mucho más de terrestre que de extraterrestre).
Dicho motor estaba compuesto por 2 cilindros giratorios, alimentado por un nuevo combustible viscoso llamado Xerum 525, que cuando funcionaba generaba un brillo de color violeta y emitía fuertes niveles de radiación. Muchos de los científicos que trabajaban en el proyecto murieron debido a la exposición a la radiación mientras trasteaban con el. Por las grandes temperaturas que alcanzaba, su exterior estaba recubierto de losas cerámicas, al igual que se hizo con el Space Shuttle.

Máximo proyecto del III Reich, al mando se encontraba el misterioso General de las SS Hans Kammler, que participó en otros ambiciosos proyectos como los misiles V-2, aviones a reacción, alas volantes, construcciones subterráneas, etc… Sobra decir que no era ningún chalado.
Dicho proyecto comenzó a ser llamado "Tor", que significa puerta, en enero de 1942. Posteriormente el programa se dividió en " Chronos ", (el Tiempo) y " Laternentrager ", (Portador de la luz).
Los primeros experimentos se llevaron a cabo entre mayo y junio de 1944. Ya se podía observar que tras estos nombres había un interés en ‘monitorizar el tiempo’ o una ‘ingeniería basada en el tiempo’. Por ello, se podía afirmar que los alemanes habían abandonado cualquier investigación sobre la teoría de la relatividad, con su ‘espacio plano’ la cual consideraban “cuentos para judíos”, y habían entrado de lleno en una hiper-relatividad donde se conjugaba la ingeniería de la curvatura espacio-tiempo y las consecuencias prácticas de esa ingeniería, con el objetivo de dominarlas y usarlas en su plan para conquistar el mundo.
Así pues, el significado de esos nombres codificados apunta a una física totalmente diferente, radical y exótica para los estándares habitualmente aceptados entonces y ahora. En aquel momento y con el desarrollo alcanzado, “La Campana” tenía dos funciones operativas militares y científicas: por un lado la posibilidad real de viajar en el tiempo (que posiblemente se llevó a cabo) y por otra, el desarrollo de una nave anti-gravitacional, que permitiese vuelos espaciales sin restricciones de ningún tipo aplicando la ‘Energía de Gravedad Cero’.
Si bien “La Campana” a primera vista podía parecer una máquina simple, los resultados de su funcionamiento contradecían esta impresión. La máquina y su forma recordaban evidentemente a una campana con la base cerrada y sobre un pedestal, cuya altura era de unos 3 metros por 2 de diámetro en su parte baja más ancha. Gracias a Igor Witkowski , periodista militar polaco y a los escritores británicos Nick Cook y Geoffrey Brooks, conocemos algunos datos sobre el proyecto científico/militar más adelantado del III Reich. Cuando se analizan los datos aportados por estos investigadores, se puede entender que este proyecto ultra-secreto, recibiese el epígrafe “Kriegsentscheidend” o “Decisivo para la Guerra”. Es decir, este proyecto no tenía restricciones de ningún tipo para su desarrollo en cuanto a recursos económicos, humanos o técnicos. Debía conseguirse a toda costa, costase lo que costase.

Ruinas de la torre de refrigeración en Ludwikowice
Así como con otros desarrollos científicos nazis se ha creado una cierta leyenda que puede estar basada en una realidad, en el caso de La Campana las descripciones son muy claras en cuanto a su diseño, funcionamiento y resultados. También se conoce al personal que estuvo implicado, las instalaciones donde se llevaron a cabo, los experimentos y algunos restos físicos que corroboran la historia que destapó Witkowski. Algunos dicen que la historia de La Campana podría ser la base o inicio de los relatos sobre OVNIS nazis. Witkowski nos dice que su conocimiento de este proyecto fue en el verano de 1997, cuando un oficial de la inteligencia militar polaca, con acceso a documentos secretos gubernamentales, fue quien puso sobre la pista al periodista: “Entre otras cosas, me preguntó si había tenido conocimiento de un aparato desarrollado por los nazis, cuyo nombre en código era “Die Glocke”. Hizo un dibujo del mismo que mostraba una base circular, sobre la cual había un objeto acampanado con un gancho de sujeción en la parte superior. Se suponía que estaba hecha de material cerámico, recordando a un aislante de alto voltaje. En su interior tenía dos cilindros metálicos”

El contrato de Messi

 Según Witkowski, la descripción del objeto no despertó su interés, pero sí le impresionó la persona que se lo estaba explicando ya que tenía un profundo conocimiento y “no era un aficionado viviendo en un mundo de fantasía. De eso estaba seguro”. Lo que de verdad interesó al periodista polaco fueron las explicaciones sobre el funcionamiento de “La Campana” y que sus efectos eran “absolutamente increíbles” . Por ello se decidió a continuar las investigaciones sobre ese extraño aparato nazi. Algo que llamaba la atención, es que aparte de bombas atómicas, de hidrógeno, bombas de aire, cohetes avanzados, materiales de invisibilidad anti-radar, misiles guiados, cañones de sonido, de viento y de vortex, raíles electromagnéticos, rayos láser, miras de visión nocturna, aviones con motores atómicos y todos los demás desarrollos de física exótica que se llevaron a cabo por los científicos alemanes, sólo el proyecto “Die Glocke” tenía el epígrafe “Kriegsentscheidend”, autorizado directamente por el Führer. Otro punto importante para la veracidad de esta historia fueron quienes estuvieron implicados en su desarrollo. Cuando se juntan los actores en un solo plano, aparece una foto muy curiosa y sugestiva. Más adelante hablaremos de ellos.
Describiendo “Die Glocke” muy básicamente, podemos decir que la parte central y principal del ingenio, eran dos cilindros de metal plateado ubicados uno sobre el otro, de aproximadamente un metro de diámetro cada uno, que durante el funcionamiento giraban en sentido opuesto el uno del otro a altísima velocidad sobre un mismo eje. Dicho eje estaba hecho de un metal especial de alta densidad y con un diámetro de unos veinte centímetros. El eje estaba fijado al pedestal donde descansaba la máquina y que era de un metal pesado. Antes de cada prueba, un contenedor de cerámica cubría la máquina y era rodeado a su vez por una pared de plomo de un espesor de 3 centímetros. Tenía una longitud de 1,5 metros y a su vez se rellenaba de una sustancia extraña y metálica, de un color violaceo-dorado que obligaba a que la zona donde se operaba con la máquina se mantuviese a una temperatura constante. Esa temperatura específica impedía que la sustancia que estaba ligeramente coagulada, no se coagulase totalmente. La sustancia recibía la denominación codificada de ‘IRR XERUM-525’ y contenía entre otros elementos óxido de torio y óxido de berilio, denominados ‘Leichtmetall’. Era fácil adivinar que este material ayudaba en la investigación sobre las propiedades de la inercia y el vórtice del material radioactivo, cuando se le sometía a una rotación a muy altas velocidades y los consiguientes efectos sobre los campos de torsión. El IRR XERUM-525, también contenía mercurio y probablemente varios isótopos pesados. Dentro de los cilindros rotatorios había mercurio de alta pureza.

La Campana de Elgorriaga

Antes de iniciar cada prueba experimental y para que durase más en su uso, el mercurio era refrigerado a muy bajas temperaturas. Se usaba gas líquido del tipo nitrógeno y oxigeno. Cuando estaba a punto para la prueba, se cubría todo con la pieza superior en forma de campana, que tenía en su parte superior un gancho para poder izarla y desplazarla con una pequeña grúa. En los primeros experimentos en Ludwigsdorf sólo participaba personal científico y militar. En aquel lugar, los experimentos se llevaban a cabo en una especie de cámara o piscina sin agua, preparada al efecto y bajo tierra. Dicha cámara era recubierta totalmente de azulejos de cerámica y el suelo, además, con una plancha o alfombra de goma muy gruesa y pesada. Tras cada prueba, la alfombra de goma quedaba inservible y los azulejos se limpiaban con un líquido rosado que parecía brea. Como medida de seguridad, durante los experimentos que se llevaron a cabo en minas subterráneas inactivas, la cámara donde se efectuaba la prueba era siempre destruida con explosivos tras dos o tres experimentos. Se colocaban cámaras de cine y todo tipo de aparatos de medición en un soporte al efecto, en la misma zona donde se desarrollaba el experimento. Dirigidas por técnicos y científicos, las primeras pruebas se efectuaron colocando objetos y muestras de todo tipo cerca de la ‘Campana’ y se comprobaron los efectos de la energía emitida sobre los mismos. Se hicieron pruebas sobre organismos vivos como ratas, caracoles, lagartos, ranas, insectos y seres humanos, que provenían del campo de internamiento cercano de Gross-Rosen.

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También se probaron los efectos sobre plantas de diversos tipos y sobre una serie de sustancias de origen orgánico como huevos, sangre, leche, carne y grasas líquidas. Antes del cada experimento, todo el personal técnico involucrado en la prueba, se situaba a unos 200 metros de “La Campana” debidamente protegidos con trajes de goma gruesa y cascos con visores rojos. El sonido de la máquina en funcionamiento recordaba al de un enjambre de abejas dentro de un recipiente. La limpieza tras cada prueba fue asignada a un grupo de unos 100 prisioneros del campo de internamiento de Gross-Rosen. Los efectos analizados en los objetos y organismos vivos eran muy claros en el momento en que la máquina era desconectada. Por ejemplo, la instalación de 220V sufría una sobretensión que hacía explotar las bombillas. “La Campana” emitía una luz azulada fosforescente, que era el resultado obvio de una radiación ionizada, y también un campo magnético muy potente. Los participantes en los experimentos y a pesar de las protecciones, sufrían en éstas primeras pruebas problemas en su sistema nervioso, espasmos musculares, dolores de cabeza y un regusto metálico en la boca. También se habían observado con el paso del tiempo, que las personas sufrían falta de sueño, problemas de equilibrio, memoria, dolores musculares y llagas en diversas partes del cuerpo. Estos problemas ya habían sido solucionados en pruebas posteriores. Pero según las pruebas efectuadas entre Mayo y Junio de 1944, los efectos sobre las muestras orgánicas eran muy peculiares, pero sobre todo mortales. Las plantas, animales y prisioneros que fueron sometidos a su campo de radiación sufrieron diversos tipos de daños, siendo el principal la destrucción de los tejidos de la dermis y la transformación en gelatina y estratificación de los líquidos, entre ellos la sangre. Durante la primera fase, a las cinco horas de finalizada la prueba, las plantas perdían color o se volvían grises en su totalidad, lo que indicaba una descomposición química o una desaparición de la clorofila. Sorprendentemente y a pesar de ello, la planta seguía viva de forma aparentemente normal durante una semana más. Seguidamente, aparecía un declive muy rápido, entre 8 y 12 horas, que acababa descomponiéndola en una sustancia grasienta, como grasa rancia. Estos efectos colaterales también los sufrieron los científicos en estas pruebas preliminares. De un equipo de siete, cinco murieron y dos enfermaron muy gravemente. Debido a esta trágica situación, este primer grupo de investigadores fue disuelto por el General SS Hans Kammler, ordenando que la máxima prioridad del proyecto fuese limitar estos daños. Los científicos llegaron a determinar que habían sufrido un problema en la comprensión del vórtice, lo que afectó a la separación de los campos magnéticos del experimento.

Está buena la farlopa jewish












El SS Obergruppenführer y General Dr. Ingeniero Hans Kammler, era el máximo responsable de todos los proyectos secretos desde 1944, entre ellos “Die Glocke”. A las órdenes de Martin Bormann y del Führer, procedió a la evacuación de todo este material al final de la guerra en un Junkers 390 de seis motores. Nunca se ha vuelto a saber de él.

Llevo el corte modelo "Skorzeny"












Dr. Kurt Debus: Después de la guerra fue trasladado a USA dentro de la Operación Paperclip, y acabó siendo director del Kennedy Space Flight Center en Cabo Cañaveral con su camarada Wehrner von Braun en la NASA. El Dr. Kurt Debus no era un científico en cohetes, sino que estaba interesado en física muy avanzada (incluso para nuestros estándares actuales), como la separación de los campos magnéticos, medición de alto voltaje y medición de los parámetros de descarga de alto voltaje. Fue el responsable de la potente fuente de energía para “Die Glocke”.


La Dra. Elizabeth Adler, fue de la máxima ayuda en este punto de la investigación ya que realizó matemáticamente una simulación de las vibraciones hacia el centro de objetos esféricos y cilíndricos, con el objetivo de lograr la solución del problema, que finalmente logró. Era matemática de la Universidad de Königsberg. Poco conocida, así como a dia de hoy tampoco sabemos la especialidad en matemáticas que la hizo participar en el proyecto “Die Glocke”. Gerlach ya era un excelente matemático y físico y por ello la intervención de la Dra. Adler debió ser por un tipo de matemáticas no convencionales que la doctora dominaba. Sus conocimientos justificaban su intervención. Si supiésemos en qué tipo de matemáticas era experta la Dra. Adler, se podría saber la naturaleza de la física que se investigaba con “La Campana”. No se sabe qué fue de ella.


Mira Adolf, a que parezco un chinorri?












El SS Obergruppenführer Emil Mazuw: Coordinador y responsable directo del proyecto, del que se conoce muy poco a pesar de que tenía rango de general de las SS. Se sabe por documentos desclasificados que Mazuw estaba en lo más alto del escalafón SS. No se sabe de su paradero. Almirante Rhein: Figura poco conocida, pero responsable de la “FEP” o “Forschungen, Entwicklungen, Patente” (Investigación, Desarrollo y Patentes). Quizás la Kriegsmarine tenía interés en este desarrollo. Nunca se le ha vuelto a ver.

Lo mio son las Ciencias, no las letras












El efecto de “Die Glocke” sobre organismos vivos fue denominado “Ambrosismo” en honor a uno de los científicos que no era del equipo directo de investigación, pero que tenía conexión con el proyecto: el Dr. Otto Ambros. Responsable de la preparación de la guerra química en el Ministerio de Armamento de Albert Speer, también lo fue de la IG Farben para supervisar la construcción de la enorme planta “Buna” para caucho sintético en Auschwitz. Al parecer esta planta también era un complejo para el enriquecimiento de uranio. Esto tiene relación con el Dr. Ambros, ya que “La Campana” requería en algunos aspectos, la utilización de isótopos radioactivos.

Me soldaron el hueso de la mandi
al craneo y aumenté mi coeficiente













Dr. Hermann Oberth: Científico especializado en cohetes y padre de los cohetes modernos. No se sabe exactamente el trabajo de Oberth con “Die Glocke”, pero se sabe que del 15 al 25 de Septiembre de 1944, hizo un aparente “viaje de negocios” con otros técnicos involucrados como Herbert Jensen, Edward Tholen y la enigmática Dra. Adler desde Praga a Breslau y a la región donde “La Campana” se estaba probando. Es posible que la presencia de Oberth nos indique que Alemania tenía dos programas ”espaciales” en marcha. Uno abierto al público con las V1 y V2 y otro secreto con “Die Glocke”, donde Oberth desarrolló su trabajo. Oberth nunca trabajo para la base de cohetes de Peenemünde, donde sí trabajó Wehner von Braun. Oberth era el mejor especialista teórico sobre los problemas y soluciones para un viaje espacial tripulado de larga duración. Por todo ello, se puede deducir que “La Campana” debía representar algún tipo de desarrollo revolucionario en sistema de propulsión espacial muy avanzado, que no se basaba en el ineficiente combustible por reacción química de los cohetes convencionales. Quizás esto explica también que la Kriegmarine estuviese implicada, ya que habría que construir naves presurizadas para las tripulaciones y se requeriría el conocimiento de la marina en la construcción de cascos de submarino herméticos.

Que rica está la ganja, coño












El Profesor Walter Gerlach: Premio Nobel por sus trabajos sobre polarización. Físico de primer nivel, especializado en física gravitacional y otros campos muy adelantados a su época como comportamiento del plasma de mercurio o la transmutación de elementos. Curiosamente, después de la guerra jamás volvió a trabajar en física gravitacional. Nick Cook dice que fue “por algo que le asustó más allá de la razón”. Aunque es una especulación, podría ser cierto por dos razones: por los resultados del uso de “Die Glocke” que podrían asustar a un ser humano racional o bien por la “ley del silencio” tras la guerra, ya que las SS ajusticiaron a científicos y sus asistentes, antes de que este proyecto pudiese caer en manos aliadas o soviéticas. Sólo se salvaron el propio Gerlach y Kurt Debus. Cuando el Ejército soviético estaba llegando a la aldea de Ludwigsdorf, hoy llamada Ludwikowice, el oficial de las Waffen SS, Jakob Sporrenberg, llevó a cabo la ejecución de 62 científicos nazis que trabajaban en el proyecto Die Glocke; unos hechos por los cuales fué juzgado posteriormente en los tribunales como criminal de guerra. Según Sporrenberg, el prototipo habría sido trasladado a una zona de seguridad en Noruega. Lo cierto es que después de la guerra nunca más se volvió a saber de la Campana nazi ni del General Hans Kammler; desaparecieron con su secreto. Algunas teorías dicen que la Campana fué trasladada en un Junkers Ju390 de 6 motores, pintado con los colores de la bandera neutral de Suecia y que pertenecía al KG200, haciendo escala en Barcelona, España, hacia el cono sur americano, entre Chile y Argentina, o incluso a la zona de la Antártida, donde los nazis tenían bases secretas, y otra línea de investigación apunta a que la Campana fué llevada a Japón.

Junkers Ju 390
Los datos de los investigadores surgen de la declaración que hizo el SS Gruppenführer Jakob Sporrenberg que desde el 28 de Julio de 1944 estuvo al cargo del sistema de seguridad del proyecto, ante un tribunal polaco que lo ajustició el 6 de Diciembre de 1952. Sporrenberg fue capturado por los ingleses, que lo entregaron a los polacos. Desde luego, los ingleses nunca sospecharon hasta más tarde del rango y los conocimientos del capturado y su presencia dentro del Kammlerstab. Sporrenberg dirigió la vía de escape de todo el material científico en Abril de 1945, ante la llegada del Ejército Rojo.

Vaya bellotas que dan estas encinas, eh Klaus?

Parece que el verdadero secreto de Die Glocke, The Bell, la Campana Nazi, es que podía ser una "Máquina del Tiempo", que para funcionar, necesitaba activar sus sistemas propulsores giratorios y realizar al mismo tiempo pequeños desplazamientos aéreos. Y es que, efectivamente, una máquina del tiempo podía ser una gran arma efectiva, el arma definitiva, para cambiar el curso de la guerra. El 9 de diciembre de 1965, un objeto volante desconocido, con forma de bellota o de campana, se estrelló en las proximidades de la localidad estadounidense de Kecksburg, en Pensilvania. Este suceso es conocido en el estudio de la ufología como “El Incidente de Kecksburg”. Según los testigos, el artefacto tenía inscripciones extrañas, parecidas a los jeroglíficos egipcios, (al igual que la campana nazi, que en su base tenia runas grabadas), y fue recuperado rápidamente por las fuerzas militares. Fueron muchos testigos los que lo corroboraron.


Todo hace pensar que el ovni de Kecksburg era el resultado del desarrollo del proyecto de la campana nazi. De hecho, una de las hipótesis más probables es que tanto Hans Kammler como “Die Glocke” acabaron en las bases secretas del gobierno estadounidense, protegidos con el máximo secreto, dentro de la "Operación Paperclip".

Monumento OVNI de Kecksburg (Pennsylvania)

A la vista de todo esto, surgen algunas preguntas incómodas:
¿Por qué la testificación de Sporrenberg sigue clasificada 70 años después?
¿Qué pudo decir ante el tribunal polaco que hoy puede ser peligroso, sorprendente o improcedente?
¿Qué tipo de tecnología conoció Sporrenberg que no puede ser explicada a los medios hoy?
¿Hasta dónde llegó esa tecnología exótica para nuestros criterios científicos actuales?
¿Pueden cambiar principios de la historia tal como está escrita oficialmente?
¿Qué sabía Sporrenberg del destino del general Kammler y “La Campana”?
¿Quizá mantuvieron a Kammler oculto en un lugar seguro hasta su muerte, a cambio de información?

¿Es éste viejuno Hans Kammler?












¿Por qué Patton cambió su ruta sobre Alemania y se dirigió a toda marcha hacia Checoslovaquia?
¿Qué debía capturar antes de que cayese en manos soviéticas?
¿Por qué Patton murió en un extraño y oportuno accidente de coche a finales de 1945?

¿Qué pensáis vosotros, amigos de lo conspiranoico?

Seguro que si os paráis a investigar un poco, os surgen muchas mas preguntas.

Estaremos encantados de escucharlas.

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